miércoles, 27 de abril de 2016

Nunca fui creyente



Este texto lo escribí hace ya mucho tiempo para un reto de textos de terror.

Espero que os guste... o no, porque algo de miedo si que da...

Nunca fui creyente, en ocasiones cuando hablamos de ello, Elisa trata de convencerme de la existencia de Dios, asegura que hay vida después de la muerte. Siempre discutimos al respecto. 

Anoche no me encontraba bien, el dolor en el pecho cada vez se hacia mas fuerte, y decidí acostarme pronto. Elisa se quedó en el salón viendo una película. 
Ya en la cama, sentí que el dolor no me dejaba apenas respirar, después de una especie de fogonazo, dejé de sentir dolor. Decidí levantarme, la boca se me había quedado seca, necesitaba beber algo. 
¡No podía levantarme! ¡No podía moverme! Traté de gritar para llamar a Elisa y no podía gritar. No podía hablar. 
Enseguida me dí cuenta de la situación: o estaba en coma o había muerto. 
Algo me decía que estaba muerto, ¿tendría razón Elisa?, ¿había vida después de la muerte? 
Traté de salir de mi cuerpo, pero no pude. Podía oír la televisión, todos los ruidos por leves que fueran, hasta me parecía percibir la respiración de Elisa. 
Entonces me entró otra duda: ¿podría ver? En la oscuridad del dormitorio no era capaz de percibir nada, traté de mover los ojos. Todo inútil. Solo me quedaba esperar. 

Ha pasado una hora, quizás dos, no se... no soy capaz de calcular el tiempo, sigo oyendo la televisión, Elisa aún no ha decidido acostarse. 
Estoy inclinado hacia mi derecha, en mi lado de la cama. Aun en el supuesto de que pudiese ver, tendría acceso solamente al armario. Tiene un gran espejo en la puerta, estoy impaciente por saber si puedo verme... 

¡Por fin paró el televisor! Oigo los pasos de Elisa, ¡viene hacia aquí! 
Entra a oscuras para no despertarme, pobrecita que terrible experiencia le espera. 
¡Ha entrado al baño y ha dado la luz! Puedo ver, un segundo solamente, pues ha cerrado la puerta enseguida y no me ha dado tiempo apenas a mirarme en el espejo...

Tarda en salir, estoy impaciente y a la vez temeroso por el difícil trance que le espera. 
¡Sale a oscuras! 
¡No!
¡Se acuesta con sigilo a mi lado!
¡Elisa tócame!
¡Elisa!

Imposible no puede oírme. Escucho su respiración acompasada, se ha dormido. 

No se cuanto tiempo ha pasado, pero empieza a amanecer puedo notarlo. 
¡Puedo verme en el espejo! 
¡Es horrible! 
Dios mío Elisa que terrible estampa, ¡no quiero que me veas! ¡No! Elisa mi amor perdóname... 

Quiero que termine este calvario. Puedo escuchar todo a mí alrededor y verme en el espejo, solo verme, no puedo girar ni un milímetro la vista para esquivar la terrible visión.

Gracias que siempre dije a Elisa que me incineraran, no puedo ni imaginarme como tiene que ser de terrible quedar sepultado. Escuchando el espantoso sonido de centenares de gusanos royendo la carne, el crujido de los huesos desmoronándose, el ruido de la tierra cayendo sobre la caja. ¡Solo espero que al quedar convertido en cenizas acabe este calvario! 

¡ Elisa se mueve, se está levantando! ¡Me abraza! Puedo ver en el espejo como asoma su brazo sobre mi cuerpo, ¡que extraña sensación! Veo que me está abrazando, pero no siento el más mínimo contacto. 
Ahora veo su rostro, está erguida mirándome en el espejo, no reacciona, me acaricia el rostro y sigue mirándome en el espejo. 
¡Imposible describir su expresión! No grita, sus ojos me miran embargados en una inmensa tristeza y de ellos aparecen lágrimas silenciosas, cargadas de amargura. ¡Dios como me gustaría llorar con ella! 
Se levanta lentamente, por un momento la pierdo de vista, hasta que aparece inclinada frente a mí, acerca su mano a mi cara.
¡No! 
¡Me está cerrando los ojos! 
¡No Elisa! 
¡No! 

Ya solo me quedan los sonidos, el ir y venir de gente, llantos, sollozos pésames. En un momento determinado oigo el ruido de una cremallera, deduzco que me están metiendo en una bolsa, imagino que para llevarme al tanatorio. 
Oigo a dos hombres hablar de sus hazañas del fin de semana, ruidos de telas y….

¡Espera! ¡Puedo oler! ¡No me había dado cuenta! ¡Percibo olores! Un fuerte olor que no identifico y también me llega el perfume de flores. 

Ahora escucho en la lejanía voces y llantos, creo que estoy en el velatorio. 
Llevo bastante rato oyendo solamente el chisporrotear de las velas. 

Vuelvo a escuchar voces de hombres que no identifico, imagino que vienen ya para incinerarme, por fin voy a descansar. 

-¿Quiere verlo antes de cerrar la caja? 
- Si. Le oigo decir a Elisa, ¡como me gustaría poder verla! ¡Sentirla! . 
Alguien está con ella, porque le esta hablando.
¡Como! 
¿Que está diciendo? 
-Pues si Juan, ya sé que él quería ser incinerado, pero mi fe no me permite tal cosa, será enterrado cristianamente, estoy segura que el lo aprobaría. 
¡No Elisa!
¡¡¡Noooooooo!!!

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